No tiene una respuesta concreta: “Siempre le ha gustado”. No es de los que prefieren “subirse al carro” de alguien que ha creado un proyecto. Durante la época universitaria, el segoviano Eduardo San Clemente ya era el que organizaba las actividades, las fiestas o las capeas. Así fue como empezó con la que se puede considerar su gran pasión: llevar sus ideas del papel a la realidad. “Creo que hay cosas que se pueden hacer mucho mejor”, sostiene. No ha esperado a que otros lo hagan por él: a sus 35 años, ha puesto en marcha dos proyectos. Decidió tirar de su propio carro. Esta es su forma de ver la vida. Y, por el momento, parece funcionarle.
En Segovia cursó el grado de Turismo. No le parecía suficiente. Tenía claro que quería ser su propio jefe. Para ello, trató de adquirir la mayor formación posible. En Valladolid estudió el grado de empresariales e hizo el curso puente para hacerse con el grado en Comercio.
Ni siquiera esperó a acabar su segunda licenciatura para empezar a emprender: fundó el Círculo de Nuevos Emprendedores en 2014, que fue “muy valorado” por la UVa. A ella llevó empresarios importantes a escala nacional, tales como el dueño de la marca de ropa El Ganso o el de Naturhouse. Desde entonces sueña con fundar un imperio similar al suyo.
No todos se atreven a hacer lo que él hizo. Poco después de poner fin a su etapa universitaria, montó su primer negocio: una empresa de comunicación y marketing. Después probó en otro ámbito y optó por crear una empresa digital.
Pero no siempre tuvo el impulso que necesitaba. En la Universidad pensaron que sería un buen candidato para presidir la Asociación de Jóvenes Empresarios de Valladolid (ahora es su presidente de honor). Por aquel entonces, necesitaba ese empuje. Lo intentó. Y salió adelante. “Ser emprendedor no solo consiste en montar cosas”, asegura. Es una mentalidad.
En su familia tenía referentes. Su abuelo, Félix Zúñiga, creó una empresa de fontanería en Segovia. Que haya un emprendedor en la familia es “un toma y daca”. Sus padres le animaron a innovar: “Ve a por ello”, le decían. Al mismo tiempo, le advirtieron de la dificultad que conlleva. Y de las noches que pasaría sin dormir.
Su camino no ha sido fácil. Intenta ver oportunidades donde otros ven dificultades. Aunque hay quienes insisten en remarcarle esas dificultades. El segoviano ha tenido que hacer frente a gente que quería tirar abajo sus ideas. En más de una ocasión ha escuchado que “no lo intente” porque se iba a equivocar.
Por si esto fuera poco, “la administración no lo pone nada fácil”, sostiene. A ello se une que la cultura que hay en España “hace muy complicado emprender”: tienen que llevarse muchos “noes”. Esto supone un reto, sobre todo, a nivel psicológico. “Es casi lo que más te echa abajo”, en palabras de San Clemente. En ocasiones, ha llegado incluso a plantearse que de verdad no podía lograr sus objetivos. Se equivocaba.
Hace años que es profesor de Comercio y Marketing en el Centro de Formación Profesional ‘Felipe VI’. No se limita a impartir el contenido. No quiere “obligar a nadie a emprender”. Sí a que luchen por lo que quieren. Cree que las generaciones venideras lo tienen complicado a causa de la crisis de la que ha venido acompañada la pandemia. A sus alumnos les inculca que el trabajo es la única clave para el éxito. La motivación que en el pasado le faltó a él, ahora intenta transmitírsela a sus alumnos. Quizá, algún día, ellos también se atrevan a emprender. Y sean de los pocos afortunados a los que invitan a participar en un encuentro con el presidente de Estados Unidos (San Clemente fue de esos pocos en 2016).
Fuente: El Adelantado