El Norte de Castilla analiza los retos del comercio minorista junto a los principales agentes del sector.
La pandemia ha traído a los pequeños comerciantes una crisis inesperada, que provocó meses de cierre y la necesidad de acelerar la revolución digital para salvar el día a día. Esta circunstancia se trató en l a jornada de comercio celebrada el martes 27 de julio de 2021 en la hemeroteca de El Norte de Castilla, en la que distintos agentes sociales analizaron los retos que esos negocios afrontan para ser resilientes. Organizada por el decano de la prensa diaria española y patrocinada por el Ayuntamiento de Valladolid, la Diputación de Valladolid y Banco Santander, tuvo como eje principal el mañana, al que se dirigió una mirada esperanzadora, pese a la situación que afronta el sector en la actualidad.
Contó con la presencia de Charo Chávez, concejala de Innovación, Promoción Económica, Empleo y Comercio del Ayuntamiento de Valladolid; Nuria Duque, diputada delegada del Área de Empleo, Desarrollo Económico, Turismo y Participación de la Diputación de Valladolid; Jesús Martín, director Comercial Territorial Castilla y León de Banco Santander, y el vicepresidente de la Cámara de Comercio de Valladolid, Javier Labarga.
Según los datos ofrecidos por JavierLabarga, e n Valladolid y provincia hay actualmente alrededor de 5.500 negocios de este tipo, que d an trabajo a unos 12.000 personas, lo que supone el 13% de la economía de la provincia. Se trata, por lo tanto, «de un sector estratégico», que, pese a haber afrontado «cambios importantes desde el 2000» y salir «airosamente» de ellos, ha notado esta crisis como «más profunda que las anteriores», al tener que encarar prácticamente sin actividad varios meses de cierre «con gastos generales que soportar». Por el camino, a su juicio, «el pequeño comercio se ha dado cuenta de que estaba empujando muy poco en Internet» y de que «no tenerlo es una ruina total», por más que hayan ayudado a solventar la situación los créditos ICO, los ERTE o las herramientas de alivio dispuestas desde las instituciones públicas.
El Ayuntamiento de Valladolid conoce esta situación de primera mano a través de Avadeco, Fecosva y la Cámara de Comercio, como recordó Charo Chávez, para quien «los problemas no son nuevos», sino «recurrentes y propiciados por los nuevos tiempos», en los que los cambios de los hábitos en el consumo, las diferencias generacionales o el contexto de la pandemia influyen. En opinión de la concejala, «ha faltado resiliencia», algo que achaca también a las restricciones existentes incluso post-confinamiento, al vaciamiento de locales y a los problemas de relevos generacionales internos.
Ayudas públicas
Ha faltado, también una mejor adaptación a la digitalización, ya presente, no solo futura, algo en lo que desde el Ayuntamiento de Valladolid tratan de «acompañar en las necesidades al comerciante». Por ello, además de los bonos de incentivos del comercio o de los 13 millones destinados en ayudas directas al sector, se han invertido dos millones de euros en ayudas a la digitalización, por medio de un proceso que ha «ayudado a comprender la madurez digital» del mismo y de lo que nace un programa piloto de mentorización sobre la viabilidad del negocio, en el que participan 30 empresas.
Por su parte, la Diputación ha desarrollado también varias líneas de apoyo, como otros bonos de comercio, con los que, según Nuria Duque, «se ha tratado de concienciar a los consumidores de que consuman en sus municipios», dado que es «el modo de afianzar los recursos y la población». «En la provincia tenemos productos únicos y especiales que nos diferencian del resto», destacó la diputada provincial, que recordó otras acciones como a yudas a la formación, al teletrabajo o a la propia digitalización, así como las dirigidas a financiar proyectos de ecoempleo o innovación o para fomentar el asociacionismo.
Camino de la transformación
La transformación que requiere el futuro era algo que «tarde o temprano iba a pasar», cree Jesús Martín. La «aceleración tremenda» en la que nos encontramos tiene que partir de una visión de futuro, pero también del presente, en el que siete de cada diez comercios «no tienen ni página web», según afirmó. Y es que existe un vértigo a competir con las grandes plataformas, a las que hay que enfrentarse buscando compañeros de viaje como Santander. «Tenemos que ser proveedores de soluciones, no solo financieras. Tenemos que pensar en el futuro, pero no hay que querer llegar a la meta sin empezar la carrera. Estamos ante la oportunidad de dar un paso al frente y de que el pequeño comercio se modernice. Hay que abordar las soluciones partiendo de la adaptación a lo que el cliente quiere», manifestó Martín.
Como comentó Javier Labarga, vicepresidente de la Cámara de Comercio, los comerciantes suelen ser «reacios al cambio», si bien siempre se han adaptado a este, en las distintas revoluciones anteriores. Por eso, optimista con el futuro, considera que lo volverán a hacer, como ha hecho el comercio desde que existe. Esa adaptación, dice, tiene que tener como pilar fundamental «la formación», y en ella deberán darse la mano dos conceptos: la personalización y el cara a cara de siempre, el ir de compras, con la adaptación a las tecnologías.
Esbozando el retrato robot del comerciante del futuro, Charo Chávez, concejala de Innovación, Promoción Económica, Empleo y Comercio del Ayuntamiento de Valladolid, coincidió en otorgar esa importancia a la formación y añadió que será fundamental también la sostenibilidad, no solo la digitalización.
En opinión de Nuria Duque, diputada delegada del Área de Empleo, Desarrollo Económico, Turismo y Participación de la Diputación de Valladolid, «estamos prácticamente en la quinta revolución industrial, lo que supone muchísimos cambios a los que el comercio se tendrá que ir adaptando».
Mientras, Jesús Martín, director Comercial Territorial Castilla y León de Banco Santander, incidió en que « hay que poner en el centro al cliente». «Muchas veces no les escuchamos o no les queremos escuchar. Hoy consumen diferente y nos exigen reinventarnos. Tenemos que estar adaptados a estos cambios, viendo lo que demanda y necesita, adaptándonos a sus circunstancias», concluyó, pensando, como sus compañeros, que el presente es complejo, pero el futuro, tecnología incluida, esperanzador.
«El pequeño comercio se va a afianzar todavía más»
Desde la Cámara de Comercio de Valladolid, como recordó Javier Labarga, están centrados «en que todos los recursos tienen que ir destinados al relanzamiento». A pesar del duro contexto que los comerciantes viven actualmente, el vicepresidente mostró su confianza en que «se va a afianzar todavía más» cuando todo pase, pues «estamos en una sociedad mediterránea, a la que le gusta salir a la calle, pasear, ver escaparates e ir a las tiendas… Es una parte arraigada en nuestro ocio». No obstante, y aunque mostró su sintonía y agradecimiento a las instituciones local y provincial por las ayudas recibidas por el sector -«aunque no les correspondía»-, emplazó al Ayuntamiento a buscar «un punto intermedio» en el nuevo modelo de ciudad que se pretende construir. «Las peatonalizaciones deben ser con sentido común, sin dejar islas incomunicadas. Afortunadamente, estamos hablando con ellos para llegar a un punto de encuentro. El modelo de ciudad es importantísimo: deben ser calles atractivas, bien iluminadas y con aparcamiento, porque los que no son de Valladolid tienen que poder acceder directamente a nuestra ciudad, y en su gran mayoría vienen en transporte privado», reflexionó, siendo, eso sí, algo optimista con la recuperación de parte de los locales cerrados que hay en la ciudad, fruto de «un exceso que hubo hace 15 o 20 años». «Va a haber que cambiar su uso», apostilló.
«Hay que desmitificar los fondos europeos»
Uno de los aspectos del debate sobre la evolución del comercio de proximidad que se trataron en la mesa fueron los fondos europeos, con los que Charo Chávez se quiso mostrar precavida, ya que «están condicionados a la sostenibilidad y la digitalización». Diseñados de tal modo que las empresas mayores tendrán mayor capacidad de acceso, lamentó que «no vayan a llegar a los pequeños comerciantes ni a las instituciones locales», que son, a su juicio, las que tienen «el compromiso local y ético» con ese tipo de comercio. Del mismo modo, reconoció que «trasladar a personas de 60 años que abren todos los días su comercio» la digitalización es difícil, aunque viable, como se ve en el programa de mentorización del Ayuntamiento de Valladolid. «Hay que pensar en que a lo mejor no tienen por qué comercializar todas las referencias, sino su producto estrella, ni hacerlo individualmente. Lo primero es conocer el modelo de negocio; es importante conocer aquello que nos hace diferentes. Si no podemos tener plataformas individuales, hay que pensar más en proyectos digitales tractores locales o provinciales, que puedan ser ventana», expuso, además de insistir con firmeza en que «el comercio local va a seguir, y con fuerza, pero esos elementos tecnológicos hay que acercárselos» a aquellos que tienen menos medios o capacitación para afrontar con garantías la revolución digital no ya del mañana, sino del hoy.
«En todas las crisis hay que buscar oportunidades»
La pandemia mundial de la Covid-19 ha afectado seriamente a sectores como la hostelería, el turismo o el comercio, debido al «miedo a gastar por lo que pudiera ocurrir» que percibe Nuria Duque. La «bajada alarmante en el consumo» ha dañado al comercio de proximidad, pero, lejos de detenerse en ello, la diputada provincial prefiere pensar que «en toda crisis hay que buscar oportunidades, y en la provincia las hay». Las hay, por ejemplo, gracias al teletrabajo, que «nos permite competir con la ciudad y elegir dónde queremos vivir mientras luchamos contra la despoblación». A su modo de ver, «hay una gran fortaleza en la tendencia a la vida natural y sostenible» que se está viendo hoy día, y que «ayuda a luchar contra la despoblación del medio rural». Como los aires de renovación han venido para quedarse, después de que en 2020 creciera el 86% el comercio electrónico, en el medio rural los comerciantes deberán adaptarse, algo para lo que «la colaboración público-privada es fundamental». «Todo esto implica mejorar la conectividad y la digitalización. Hay que afrontar esos cambios de manera inmediata», pondera, algo en lo que la Diputación de Valladolid trabaja, colaborando con la puesta en valor, mediante diferentes ayudas, todo cuanto el comercio de la provincia puede ofrecer… «siempre que los ciudadanos, concienciados, apostemos por este medio rural y por este comercio».
«Un joven emprendedor tiene una mentalidad distinta»
Ser comerciante es emprender, del mismo modo que reinventarse y renovarse lo es. Así lo considera Jesús Martín, que reconoce que Banco Santander tuvo que acelerar también los procesos digitales con motivo de la pandemia y sus consecuencias. Lo importante, por obvio que parezca, «es que la gente quiera; si la gente quiere, necesitamos y tenemos mucho emprendedor», considera. Como el resto de intervinientes en la jornada, mostró su confianza en la resiliencia del comercio, aunque hasta ahora le haya costado, pues considera, por ejemplo, que los fondos europeos que lleguen «son riqueza, empleo y consumo». De ahí que crea que «las ayudas deberían llegar al comercio», como sucedió, por ejemplo,a través de los planes ICO, puesto que «si todo fluye, la economía va a fluir». El director Comercial Territorial de Banco Santander está convencido de la adaptación a los nuevos modelos de comercio y recuerda que «un joven emprendedor hoy tiene una mentalidad muy diferente y piensa en cómo puede desarrollar los medios digitales para posicionar su producto». Para hacerlo, Banco Santander cuenta con diferentes herramientas, como la APP ‘Mi Comercio’, que ofrece datos de comercialización, así como las ayudas «a hacer fácil lo complicado»; véase la web, la tienda ‘on-line’ o, incluso, vender sus productos en sus propias plataformas, como es el caso, entre otras, de Santander Zone.
Fuente: El Norte de Castilla