El número de explotaciones en Castilla y León se redujo en la última década (2009-2020), en un 10,9 por ciento, pasando de 95.248 a 84.865, de acuerdo a los datos publicados por el INE en mayo de 2022. Estas cifras ponen de manifiesto la situación que afronta el sector ganadero en la actualidad, con un número cada vez más reducido de explotaciones y el riesgo de no contar con relevo generacional. Frente a esta situación, son varias las personas que se atreven a emprender un negocio en el medio rural, así como jóvenes que quieren mantener a flote las explotaciones ganaderas de sus padres y abuelos, sirviéndose de sus estudios y las nuevas tecnologías.
Beatriz Mendo ha trabajado toda su vida en carnicerías, pero con la llegada de la pandemia se vio obligada a buscar otra forma de vida. Su pareja provenía de familia ganadera y a base de ayudarlo, aprendió a amar esta profesión. “En pandemia él trabajaba con ovejas y yo de vez en cuando le ayudaba. Fui aprendiendo y me gustó. Eso me llevó a decir, ¿y por qué no monto una ganadería”, explica. Así fue como en enero de 2022 puso en marcha su propia ganadería de oveja en extensivo.
Natural de Salamanca, Mendo puso en marcha esta explotación en Revilla Vallejera, un pueblo a una media hora de Burgos. Allí están sus ovejas, que cada día salen a pastar al campo “haga frío o llueva”. En este sentido, la ganadera reconoce que es una labor “dura” porque trabajas los 365 días del año, aunque añade que “si te gusta te da lo mismo cuándo tengas que trabajar”.
Jaime Pineda, en su explotación de Alarcia. – Foto: Ricardo Ordóñez (Ical)
Mendo reconoce que antes de poder abrir su explotación estuvo a punto de “tirar la toalla” hasta en dos ocasiones, solo por los trámites administrativos que conllevaba montarlo y lamenta la falta de ayudas por parte de las administraciones. “Se les llena mucho la boca hablando de ayudas a la ganadería, a la mujer rural, pero no sé dónde están”, dice. Advierte así que, en su opinión, si esto continúa así, “en cinco o seis años los ganaderos se podrán contar con los dedos de una mano”.
Más positivo con respecto al futuro del sector se muestra el también ganadero Jaime Pineda, que considera que con el tiempo “se irá reconociendo el trabajo que conlleva la ganadería”. “Las cosas deberán tomar el valor que merecen y habrá un relevo generacional, pero si las cosas no valen lo que tienen que valer, nadie va a querer invertir un montón de capital y horas en algo que no sea rentable”, apunta.
Pineda lleva toda su vida dedicándose a la ganadería, un trabajo que aprendió de sus padres, y hoy cuenta con extensiones en tres pueblos de Burgos: Villasur de Herreros, Alarcia y Valmala. Al igual que otros compañeros de profesión, lamenta la falta de ayudas, y afirma con que la nueva Política Agraria Común (PAC) ven “trabas y restricciones”, lo cual, en lugar de facilitar el trabajo a los ganaderos está logrando que tengan “menos ganas” y “desaparezca” el relevo generacional.
Dignificar la profesión y apoyar a los futuros ganaderos
“La ganadería es un trabajo vocacional. A pesar de lo trabajoso que es, del poco apoyo que tiene por parte de la administración y lo poco comprensiva que es la sociedad con una actividad que nos da de comer, tiene que tener futuro”, asegura el presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) Burgos, Esteban Martínez. Por ello, él no “desanima” a ningún joven, porque considera que la ganadería de este país es un “ejemplo en el mundo”.
En este sentido, Martínez considera que el cambio de mentalidad en la sociedad con respecto a la ganadería está “haciendo mucho daño”, y por ello pide a la gente que sean “capaces de ver la importancia que tiene el sector ganadero en España”. “Es un sector que nos da de comer y lo tendríamos que mimar. Solo lo vamos a echar en falta cuando no esté, y entonces será tarde”, añade.
Por todo esto, los ganaderos se muestran partidarios de todas aquellas iniciativas que ayuden a mejorar el sector y fomentar que la gente joven se quede en el medio rural. En algunos casos reclaman más apoyo por parte del Ejecutivo tanto central como regional, con medidas e infraestructuras que animen a los jóvenes a quedarse en los pueblos.
Dentro de este contexto, una de las iniciativas más llamativas llegó de la mano de Pascual, que desde el pasado año ofrece becas a los hijos de ganaderos, para frenar el abandono de explotaciones ganaderas y agrícolas en el país.
Actualmente, gracias a estas becas, 15 jóvenes están estudiando una carrera relacionada con el sector, y tras finalizar sus estudios recibirán una formación específica en el manejo de una explotación. “No solo falta gente que dirija la explotación, sino también mano de obra cualificada que se encargue de que la explotación marche bien. No es un trabajo fácil, requiere de muchos conocimientos y tenemos que potenciar las ventajas de vivir en el mundo rural”, afirma el director de compras Agro de Pascual, Joaquín Lorenzo.
“El hijo de un ganadero que va a estudiar algo relacionado, tiene mucha ilusión y ganas de formarse. Son estos los que tienen que quedarse con la producción de los que lo dejan. Si logramos que esto vaya en aumento mejor. Espero que estemos a tiempo de salvar la ganadería y haremos todo lo posible para ello”, expone.
Jóvenes formados
Llegado el momento de decidir su futuro profesional, son varios los jóvenes optan por seguir los pasos de sus padres y abuelos, y tomar las riendas de la explotación ganadera. Sin embargo, lo hacen siendo conscientes de la importancia de modernizar estas explotaciones, sirviéndose para ello de las nuevas tecnologías. David Álvarez, de 23 años y natural de Aguilar de Campoo (Palencia) acaba de finalizar en Madrid un doble grado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, y ahora se plantea volver a casa para dedicarse a la ganadería.
“Mis padres siempre me animaron a formarme antes de entrar en el mundo de la ganadería”, recuerda, dado que fue su abuelo el encargado de poner en marcha la explotación ganadera en la que hoy trabajan también su padre y su tío. Álvarez fue uno de los alumnos beneficiados con las becas de Pascual, y considera que tal y como está la situación actual, los ganaderos no solo necesitan saber de animales, sino también sobre otros temas para poder seguir en el sector.
“Estamos viendo que a nivel ambiental y social hay una fuerte oposición al mundo de la ganadería, y necesitas tener asegurado un futuro ante un posible cierre administrativo. También necesitamos buscarnos un futuro además del de la ganadería”, explica. En este sentido, Álvarez entiende que el futuro de esta profesión es “bastante incierto” y aunque es consciente de las dificultades, se siente “orgulloso” de continuar con el negocio familiar y ser capaz de mantenerlo en el medio rural.
Fuente: Diario de Burgos