Los autónomos tendrán que destinar seis meses de trabajo a pagar cuotas, impuestos e IRPF al Estado

El nuevo sistema de cotizaciones solo baja las de los que ganan menos de 900 euros. Para el resto, la subida se podrá multiplicar hasta por cuatro hasta 2031. Los autónomos tendrán que hacer frente también a la subida del SMI

El Gobierno pretende llevar a rajatabla su máxima de que paguen más los que más ganan. Lo que pasa es que por el camino pueden llevarse por delante definitivamente a la clase media y a buena parte del colectivo de autónomos que, a partir de ahora, se pensarán muy mucho si deben trabajar más e ingresar más dinero al mes.

El nuevo sistema divide a los autónomos en 13 tramos según sus rendimientos, con baremos que van desde los que ganen menos de 600 euros al mes hasta los que lo hacen por encima de lo 4.050 euros. A cada uno de los niveles se les imponen unas cuotas según sus ingresos, que van desde una aportación mínima de unos 183,60 euros mensuales para los de menos ingresos hasta casi 1.267 euros al mes para los ingresos máximos.

El Gobierno quiere poner en práctica una nueva recomendación del Pacto de Toledo, que habilita el desarrollo de este sistema de cuotas, que debe implantarse de forma progresiva hasta 2031. Por esta progresividad, el próximo año los autónomos que ganen menos de 600 euros deberían pagar 13 euros menos que en la actualidad -de 294 a 281,52 euros-, mientras que los que ganen entre 1.125 y 4.050 euros en adelante verán incrementada su aportación hasta 351 euros. Una vez completado el proceso de asimilación durante los próximos nueve años, la cuota mínima se tendría que haber reducido a 183,6 euros al mes para los ingresos mínimos y a 1.266,6 euros para el tope máximo. Según la tabla de cotizaciones presentada, ese año solo los que ganen menos de 900 euros verán reducida su cuota. Para el resto, los incrementos se habrán multiplicados hasta por cuatro.

Medio año sin ingresos

Con estas perspectivas, los trabajadores por cuenta propia deberían trabajar medio año para el Estado y entregar hasta el 50% de sus ingresos para cumplir con las obligaciones impuestas por el Estado. Por tanto, para los rendimientos más elevados -si elevado se considera a partir de 900 euros y hasta más de 4.050-, la suma del pago de la cotización a la Seguridad Social más el IRPF y el resto de obligaciones fiscales supondrá para el autónomo multiplicar por dos sus obligaciones tributarias y sociales. Y, a todo esto, habría que sumar los gastos propios de su actividad profesional, como tasas, alquileres, gastos de representación, facturas de luz, agua o carburantes y, si además es autónomo societario, el sueldo y las cotizaciones de los trabajadores que tenga a su cargo.

Y aún hay más. La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) aprobada a finales del año pasado también afectará de manera directa a las finanzas de miles de autónomos empleadores, que han asumido de forma inmediata los incrementos salariales de todos los trabajadores que tienen con el SMI. También se han visto forzados a revisar, en muchos casos, el resto de sueldos de su plantilla para evitar agravios comparativos. Y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pretende seguir elevando ese SMI este mismo año y acercarlo hasta los 1.000 euros -o incluso por encima, si hace caso a las exigencias sindicales-, para dejarlo antes del final de la legislatura en el 60% del sueldo medio -1.049 euros en 14 pagas en 2023-, como firmaron en su acuerdo de Gobierno el PSOE y Podemos. Si se confirman estas cantidades estándar, los autónomos societarios podrían llegar a pagar más de 1.000 euros extras al año por empleado si se suma el pago de cotizaciones –que supone un 33% de media de la nómina de los empleados–. Así, el agujero en su bolsillo puede ser inasumible y provocar una clara pérdida de empleos.

Según ha defendido el ministro Escrivá, con su nuevo sistema de cuotas los autónomos pagarán menos. En concreto, defiende que “dos de cada tres autónomos pagarán menos” si cotizan por sus ingresos reales y, además, obtendrán unas pensiones superiores. Con esta segunda propuesta -la primera fue rechazada en bloque por las principales asociaciones del sector- cumpliría con su objetivo de mejorar las pensiones de los trabajadores por cuenta propia porque, según sus cuentas, son un 70% inferiores a las de los trabajadores por cuenta ajena. La razón aducida: “Porque han cotizado muy poco durante su vida laboral”. Con su nuevo baremo, Escrivá asegura que la mayoría cotizaría más progresivamente y obtendría una pensión más alta.

Pensiones

Pero este argumentario puede caer como un castillo de naipes con una simple comparativa con los propios datos oficiales de su Ministerio. Según las tablas disponibles en sus estadísticas, la pensión media de los autónomos solo sería un 33% inferior a la de los asalariadosCon datos del año 2021, la pensión media de un autónomo se cifra en 791 euros, frente a los 1.186 de los asalariados, es decir, solo un 33,3% de diferencia. Si la comparación se hace con la pensión media de jubilación, que es un poco superior y se encuentra en 1.332 euros, la diferencia subiría poco más de siete puntos, para situarse el diferencial en 40,6%.

La presunta trampa realizada desde la Seguridad Social es que los cálculos se habrían hecho sobre la pensión máxima de los trabajadores del Régimen General, que llega hasta los 2.707 euros, pero sin compararla con la prestación máxima de los autónomos que cotizan por el tope de la base, y que alcanza una cuantía similar, 2.683 euros, sino por la mínima de 791 euros.

Por tanto, los trabajadores que tengan ingresos por encima de 900 euros mensuales serían los grandes perjudicados del nuevo sistema, siendo los mayores perjudicados los que coticen en los tramos más altos, que deberán abonar muy por encima de 10.000 euros de más al año en cuotas y no verían aumentada su pensión de forma proporcional. Además, para los rendimientos más elevados, la suma del pago de la cotización a la Seguridad Social más el pago del IRPF supondrá destinar un 50% de media de sus ingresos a saldar sus obligaciones fiscales y sociales. Por ejemplo, solo en cotización sobre rendimientos netos, un autónomo que obtenga hasta 3.190 euros mensuales deberá abonar en 2031 una cuota mensual de 991 euros, lo que supone alrededor del 30% de sus ingresos.

Los 3,2 millones de autónomos pagaron a la Seguridad Social en 2019 un total 9.348 millones de euros en cotizaciones. Con el sistema de Escrivá, la factura se dispararía en torno a un 40% en base a los rendimientos declarados en ese ejercicio.

Al menos el equipo ministerial ha decidido mantener una tarifa plana reducida de 70 euros los dos primeros años -en la primera propuesta la habían descartado-, aunque no será para los autónomos que se den de alta, sino solo para los que demuestren ingresos mínimos.

División en el sector

La propuesta no ha caído igual en todas las asociaciones. Desde ATA, como ya hicieran con la primera propuesta, han mostrado su perplejidad por lo presentado y la han tachado de confiscatoria. “Cotizar por ingresos reales no es cotizar por rendimientos netos. La capacidad económica que fija nuestra Constitución no es lo facturado menos los fastos sujetos a deducción fiscal. Esto no es progresista. Esto es esquilmar a los autónomos. Cotizar por ingresos reales no es que un autónomo con pérdidas en su actividad en 2023 tenga que cotizar como si tuviera ingresos de 10.800 euros”, criticó su presidente, Lorenzo Amor, que se quejó de nuevo de las filtraciones interesadas hechas desde el Ministerio. Se refiere a que los representantes ministeriales no facilitaron durante la última reunión las nuevas tablas, que “sí se facilitaron a un medio de comunicación, la Cadena Ser”.

Fuente: La Razón

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