Trabajadora incansable, luchadora, emprendedora y vitalista. Así es Patricia García Gómez, que regenta el alojamiento rural Laguna del Villardón, en Villarrín de Campos, un negocio en el que dice “me he dejado las uñas”. Aboga por la unión, “no hay que ver a la casa rural de al lado como una competencia” y apuesta por la diferenciación, es decir, vender ese patrimonio desconocido que no aparece en Google.
La cita es un bar, frente al Teatro Ramos Carrión, donde 30 minutos después va a participar en la jornada “Emprendimiento femenino en la España vaciada”, organizada por Cruz Roja Española. Llega puntual a pesar de que antes ha tenido que dejar a sus tres hijos de 12, 10 y 6 años a “buen recaudo” y de que se traslada desde Villarrín de Campos, donde está al frente de Laguna del Villardón, un alojamiento rural destinado a “centro de negocios”.
Trabajadora incansable, emprendedora “sin remedio”, madre de tres hijos y con cientos de ideas que bullen en su cabeza, Patricia García decidió volver al pueblo, al suyo, hace 10 años tras echar el cierre de la tienda de mascotas que tenía en la capital zamorana. Compró la casa familiar y levantó junto al que entonces era su pareja un hotel rural de 4 estrellas. Cuando la menor de sus hijas cumplió 7 meses, se quedó sola al frente de aquel negocio y se dio cuenta de que era “inviable” compaginar el bar-restaurante con el cuidado de sus hijos.
Y decidió darse de alta en Actividades Complementarias de Turismo para dar a conocer su pueblo, con la Reserva de las Lagunas y los palomares como principales atractivos. Preparó una excursión de 10 kilómetros hasta Otero de Sariegos y atrajo turistas de fin de semana, pero necesitaba llenar el alojamiento también el resto de los días. Así fue como a principios de 2019 se topó con la figura del “nómada digital”, una persona generalmente joven, muy preparada, que trabaja a distancia, que va cambiando de lugar de trabajo y que, a menudo, sigue sus propios horarios.
-¿Y le gustó tanto que se presentó con una startup a una feria en Ifema y montó su alojamiento coliving y coworking?
-Si, en agosto de 2019 reconvertí un porche acristalado en aula de emprendimiento y el bar lo destiné a espacio coworking. En septiembre de ese año, junto con otros compañeros creamos la Asociación Coliving y Coworking. Todo funcionaba bien hasta que llegó el coronavirus en febrero de 2020. Nos machacó, pero había que seguir y como yo soy de currar y currar, este año de pandemia lo he dedicado a dar charlas y conferencias para dar a conocer el coliving.
-¿Pues explique que son el coliving y el coworking?
-Hay mucha gente que no tiene estos conceptos claros y tampoco existe una normativa específica. Se trata de nuevas formas de trabajar que pueden ser un motor de desarrollo rural fantástico. Ofrecemos centros de trabajo colaborativos en las zonas rurales, donde se crean sinergias y espacios que ya quisieran tener en Madrid. De hecho, tras un congreso europeo decidimos ampliar la asociación al ámbito nacional porque es importante para luchar contra la despoblación. Con el coliving tienes un alquiler flexible y si te gusta el pueblo, pues te compras la casa de al lado, pero sabiendo lo que hay.
-¿Ya hay empresas interesadas?
-Si, nos ha llamado una gran empresa con 24.000 teletrabajadores por toda España para firmar un acuerdo de colaboración. La firma ha realizado una encuesta entre sus empleados y solo el 4% quiere volver a trabajar en oficina, más del 50% ha pedido solo teletrabajo y el resto, una combinación de ambas opciones. Mucha gente de Madrid está deseando venir, pero al no tener arraigo en ningún pueblo desechan la idea. El coliving es la solución porque el trabajo es más efectivo: sin desplazamientos, sin ruidos.. y más cuando la fibra llegará a Villarrín de Campos este verano. Yo promociono el trabajo tranquilo y para ello, las nuevas tecnologías son básicas.
-¿Está convencida de que el coliving fija población?
-Si, pero no solo eso. Los nómadas digitales movilizan toda la economía. Suelen tener buenos sueldos, gastan en el supermercado y consumen en los bares. Los pueblos pierden servicios porque no hay habitantes. Si podemos subir un 5% la población, aunque sea moviéndola, ya estoy dando vida al pueblo. Estamos reclamando servicios, pero primero hay que atraer gente. Estamos en el siglo XXI, ¿qué no podemos ofrecer en un pueblo?. Yo tardo media hora en coche a Zamora y una hora a Valladolid o Salamanca. ¿Cuánto tarda un madrileño en llegar al cine?. Y si, aquí también podemos ver Netflix. Hay que cambiar la mentalidad. ¿A cuántos de nosotros nuestros padres nos animaban a estudiar para irte a otra ciudad?. Ha llegado el momento de quedarse y emprender.
-Acaba de estrenar su cargo como presidenta de la Asociación Zamorana de Turismo Rural (AZTUR), ¿cuáles son las prioridades de trabajo?
-En la Mesa de Turismo yo iba con la Asociación de Coliving y no había ninguna asociación zamorana de Turismo Rural. En una reunión con el vicepresidente y diputado de Cultura, Jesús María Prada, me comprometí a reunir un buen equipo y crear una asociación. Y ya somos unos 30 negocios. La idea es hacer jornadas de networking entre los empresarios de turismo comarca por comarca.. Estoy plenamente convencida de que hoy gracias a las redes sociales podemos dar mucha visibilidad a estos proyectos y tirar por nuestra provincia, que es preciosa. Yo cada día encuentro un pueblo que me maravilla más y tenemos patrimonio cultural, natural, gastronómico, mascaradas…. Y tenemos que estar unidos, no ver al negocio de al lado como competencia. Cuántos más alojamientos mejor, eso significa que el pueblo es un reclamo turístico. Tenemos que dejar de mirarnos el ombligo.
-Las asociaciones de turismo rural, entre ellas la de Zamora, han firmado una carta para el consejero de Turismo reclamando más aforo para estos alojamientos. ¿Tienen alguna esperanza de que la Junta les haga caso?
-Han subido dos plazas en las casas rurales, pero en estos momentos deberían dar ya más manga ancha. Igual que puedes ir en un autobús con más gente, puedes convivir con cuidado en un alojamiento rural. Si una casa rural tiene 16 plazas y solo puede ocupar 10 por las restricciones de la pandemia, las administraciones deberían hacerse cargo del pago del resto. Los emprendedores han invertido mucho dinero en sus negocios y más en los pueblos. En Zamora, una vivienda se revaloriza pero en el medio rural la tienes que vender por un precio más bajo, si la vendes. Yo en mi casa me he dejado las uñas y he invertido en ella 400.000 euros, pero si la vendo no me pagan más de 120.000 euros.
-¿Cuál es la razón de tanta disparidad de criterios?
-No lo entiendo. Yo fui a un congreso a la Diputación de Lugo y había unas medidas de seguridad y sanitarias tremendas, pero el tercer día nos metieron en un autobús minúsculo para hacer una excursión. Es ridículo.
-¿Cuántos alojamientos rurales hay en la provincia de Zamora?
-Más de 200 y los más perjudicados son los dueños de casas rurales con muchas plazas. Pero todos han luchado por mantenerse, aunque lo hemos pasado muy mal, porque no tengo conocimiento de ningún cierre.
-¿Qué esperan del verano?
-Soy optimista. La gente tiene ganas de salir y busca un turismo más sostenible, aunque también es verdad que las playas están llenas y parece que se ha aprendido poco de esta pandemia. Creo que la gente quiere disfrutar de la tranquilidad que ofrece el turismo de interior y descubrir ese patrimonio que aún se desconoce, ese que no aparece en Google. Tenemos que enseñar esa diferenciación. La vacunación quitará el miedo a viajar, pero se irá imponiendo un turismo más sostenible, no usar tanto avión, aunque también hay que tener en cuenta que el poder adquisitivo tendrá mucho que decir tras los ERTES y la reducción de ingresos. Yo ya tengo descuentos de un 50% en estancias largas.
Fuente: zamoranews.com